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A la Sagrada Majestad de la VERDAD

Thomas Taylor

domingo, 19 de julio de 2009

HARRY POTTER Y LA SABIDURÍA ANTIGUA


(Extraído de la Revista Sophia nº 2 y publicado originalmente en la Revista The Quest, noviembre-diciembre 2002.)


Los libros de J.K. Rowling sobre Harry Potter son un fenómeno fantásticamente mágico. No tuvieron origen en ningún nicho del mundo editorial, sino que rápidamente se volvieron los libros más vendidos para jóvenes de esta época y los filmes basados en ellos también tienen gran éxito.

Los libros son típicos de tres géneros literarios. Uno es el bildungsroman o romance de educación moral y psicológica del protagonista. Harry Potter vive en un internado, pero también se educa en la gran escuela de la vida. Otro género es el de la búsqueda, en el cual el protagonista enfrenta una serie de desafíos y al pasar por ellos descubre un gran tesoro – en el caso de Harry, la revelación de su propio conocimiento. El tercero es el de un cuento de hadas, cuyo personaje central es muchas veces un huérfano. Harry es un huérfano y, por lo tanto un representante adecuado de cada ser humano, porque como dice uno de los grandes instructores teosóficos, todos nosotros somos miembros de esta “pobre y huérfana humanidad”.

La familia de Harry es de hechiceros, pero él fue criado por los Muggles, esto es, por no-hechiceros, y así ignora su origen y sus poderes latentes. No obstante eso, él es seleccionado para la Escuela de Magia y Brujería Hogwart donde permanecerá durante siete años para aprender magia y también adquirir madurez moral y psicológica. En Hogwart, Harry enfrenta una serie de indagaciones que son parte de una grandiosa y abarcadora búsqueda para descubrir quien es él.

La serie de cuatro libros publicados y además los tres en proyecto agradan a los jóvenes – de edad y de corazón. Ese interés se basa en la habilidad del autor en contar la historia, y también en la visión del mundo de las historias que – podemos decir –son compatibles con la de la Sabiduría Antigua.

La amplia familiaridad de Rowling con mitos, leyendas, magia y episodios bizarros de informaciones esotéricas misteriosas es la materia de la trama en la cual ella construyó su cuento mágico. Los libros crean su propio mundo, cuya integridad es indispensable para la buena fantasía. Con todo, ellos también son ínter penetrables entre sí o, para usar el término de J.R.R. Tolkien, “aplicables” a otros contextos, como la teosofía, con la cual Rowling tiene cierta familiaridad, como queda claro por su referencia en Harry Potter y el Prisionero de Azkaban, al autor ficticio de “Cassandra Balvatsky” y su también ficticio libro “Desvelando el futuro”. “Balvatsky” es una transposición de fonemas, de “Blavatsky”, y “Cassandra” es un substituto apropiado para “Helena”, porque Cassandra era hija de Príamo, el Rey de Troya, una profetisa que siempre hablaba la verdad y nunca era tomada en cuenta, y porque la historia de Cassandra es parte de la gran guerra de la Ilíada, trabada por Helena. Mas allá de eso, el título del libro ficticio Desvelando el Futuro sugiere Isis Sin Velo, el primer libro importante de Helena Blavatsky.

Aunque “Cassandra Balvatsky” muestre que Rowling tiene cierto conocimiento de la tradición teosófica y creemos que este conocimiento no es profundo ni extenso. Así mismo, de manera interesante, mucho en los libros de Harry Potter es semejante a las ideas teosóficas. Este paralelismo no indica un conocimiento detallado de estas ideas por la autora, pero revelan su familiaridad con mitos, leyendas y símbolos con los cuales la Sabiduría Antigua Teosófica se expresa en los profundos niveles inconscientes del alma, donde la Sabiduría esta atesorada en el corazón-mente de cada ser humano.

Polaridades

Uno de los temas teosóficos en Harry Potter es el de las polaridades: espíritu-materia, vida-forma, energía-masa, ying-yang, esotérico-exotérico, interno-externo y otras más. Varias de estas notables polaridades aparecen en los libros. Una es la de los Wizards y los Muggles, dos tipos de personas que pueblan el mundo de Harry Potter. Los Wizards son maestros de magia; los Muggles son desorganizados, limitados, aunque ingeniosos en la tecnología para compensar su falta de poderes mágicos, pero también frecuentemente vulgares y sin imaginación. Los Wizards y los Muggles en la práctica son castas diferentes, que pocas veces se mezclan y algunas veces se desentienden:

“¿Toda su familia es de hechiceros?, preguntó Harry...

“Ah – sí, entiendo que sí”, dice Ron. “Entiendo que la madre tuvo un primo segundo que es contador, pero nunca hablamos de él”. (Harry Potter y la Piedra Filosofal; todas las citas sin indicaciones son de este primer libro.)

Estas castas opuestas de los sabios y de los broncos son paralelas a los dos tipos de personas mencionadas en A Los Pies del Maestro (uno de los clásicos espirituales de la teosofía):

En todo el mundo hay solamente dos tipos de personas – los que saben y los que no saben; y este conocimiento es lo que importa”. (Editora Teosófica, 1999, p.15.)

El conocimiento del que se habla es el de la realidad de un plan ordenado del universo y el lugar de los seres humanos en este plano. El término Wizards, etimológicamente, se refiere a los wise, sabios, los que saben. Los Muggles son otro tipo de gente.

Otra polaridad es la del bien contra el mal. Esta polaridad es muy diferente de las de los Wizards y la de los Muggles. Hay buenos y malos Muggles, así como también buenos y malos Wizards. En verdad, las dos figuras arquetípicas del bien y del mal en las historias son los Wizards; Albus Dumbledore es el director de Hogwart y el mayor Wizard vivo. Su primer nombre, Albus, es la palabra latina para “blanco”, siendo él un mago “blanco” esto es, bueno. La primera parte de su sobrenombre, Dumb, es el vocablo inglés “silenciosa, muda”, nos recuerda que la verdadera sabiduría no puede ser explicada, apenas experimentada; el último significado de dumb “estúpido” es irónicamente adecuado, porque la sabiduría es muchas veces tomada erróneamente por estupidez por quien no sabe, como en la figura literaria del Sabio Tonto. Aparte de esto, Dumble rima con humble (humilde); y los verdaderos sabios son siempre personas humildes, porque saben cuanto todavía no saben. La última parte del nombre del director, dore, es homónima de door (puerta), y este sabio director es la puerta a través de la cual Harry entrará en el Camino del aprendizaje y del servicio.

Por otro lado, el arquetipo del mal es Voldemort, la sombra y castigo de Harry. De la misma forma que Harry es alumno de Hogwart, Voldemort también lo fue, adoptando este nombre del mal cuando se lanzó al camino maligno. Vol recuerda el verbo alemán wollen “querer, desear”, y mort es la raíz latina para “muerte”. Así, Voldemort es aquél que tiene un deseo (vol) (de) morte (mort), lo opuesto de la sabiduría.

En Hogwart, los dos mejores amigos de Harry, Ron Weasley y Hermione Granger, son otra polaridad. Ron viene de una antigua familia Wizard; y Hermione, de una familia Muggle. Ellos se equilibran entre sí en otras características. Ron es retraído e introvertido; Hermione es conversadora y desinhibida. Ron es tímido, con sentimiento de inferioridad porque es el más joven entre los seis inteligentes hermanos; Hermione es confiada y positiva, una notable vencedora. Ron asume riesgos, Hermione se restringe a la ley. Ron está lleno de energía masculina, Hermione de energía femenina. Con Harry ellos forman un triángulo de energías y de tipos de personalidad.

La Búsqueda

La búsqueda fundamental en los libros de Harry Potter es el auto descubrimiento. A este respecto, estos libros compartirán un tema común a los de los grandes libros guías de la humanidad. La iluminación y la habilidad de responder correctamente a la cuestión de “¿Quién soy yo?” Cierta vez, un estudiante de zen fue a un maestro zen y le preguntó lo que debería hacer para alcanzar la iluminación. El maestro zen replicó “¿Quién pregunta?” El estudiante que pudiese responder a esta pregunta está iluminado. La misma pregunta es el asunto principal de todos los Upanishads y, en verdad, de los tratados espirituales de todas las grandes tradiciones.

Harry esta en la gran búsqueda para descubrir quien es él – en el sentido más simple y más literal, de saber quienes son sus padres – pero también en el sentido más profundo de descubrir su propia naturaleza y su misión en la vida. Esta gran búsqueda es mostrada a través de un asunto diferente en cada libro de la serie. En el primer libro, es encontrar la Piedra Filosofal. “Filósofo” es un término tradicional que define a un alquimista y la Piedra Filosofal, un producto mágico del arte de la alquimia que transforma metales vulgares en oro y produce una bebida, el Elixir de la Vida, que concede inmortalidad. (Parece que los editores americanos opinan que “filosofal” sería muy árido y no interesante y usaron el término “Piedra de Hechicería”.)

La búsqueda de la Piedra Filosofal lleva a Harry y a sus dos amigos a los túneles subterráneos de la Escuela Hogwart, donde la Piedra está escondida. Su jornada en estas profundidades refleja el tema antiguo del descenso al infierno, que es la parte inconsciente de nuestra alma, donde descubrimos verdades ocultas sobre nosotros mismos. Harry explora el subterráneo en siete estadios (reducidos en el filme a cinco):

1. Él y sus amigos deben pasar a través de un perro de tres cabezas que guarda el umbral de la puerta de los sótanos. El can de la historia, “Fluffy”, es Cerbero, el guardián del infierno o Hades en la mitología griega. El can se adormece con la música tocada por Harry y Hermione en la flauta que Harry recibió de regalo. De la misma manera Orfeo tocando una lira puede entrar en el Hades y rescatar a su fallecida esposa. La flauta tocada por Harry y Hermione es análoga al instrumento usado en la opera de Mozart “La Flauta Mágica”, tocada por Tamino y Pamina en la ceremonia al final de la ópera.

2. Cuando los compañeros caen en el umbral (como Alicia en la madriguera del conejo) su caída es amortiguada al aterrizar sobre una lujuriante planta conocida por la Emboscada del Diablo. Las guías de esta planta envuelven a todo lo que la toca, apartándose cuando su víctima lucha para escaparse. Hermione, entretanto recuerda haber estudiado que la planta se reduce con la luz, y así ella usa un encantamiento para producir una brillante iluminación con su varita mágica. La Emboscada del Diablo sugiere que lo que es agradable y fácil muchas veces es una artimaña, y que el mal y la opresión pueden ser sobrellevados por la Luz del Conocimiento.

3. En seguida los chicos llegan a una sala que tiene en el otro lado una puerta que solo puede ser abierta con una llave especial dentro de las muchas llaves aladas que vuelan desordenadamente alrededor del cuarto. Harry encuentra la llave, pues es hábil en tomar cosas al volar en la basura. El simbolismo es obvio; necesitamos de la llave del conocimiento para abrir la puerta de la realidad interna, pero esta llave es ilusoria y puede ser capturada solamente por quien se entrenó para realizar esta tarea.

4. En la sala cercana a la puerta, los amigos encuentran un enorme tablero, de ajedrez en el cual ellos se tornan piezas de un juego de Ajedrez Mágico, en el que las piezas capturadas son aniquiladas por la pieza captora. Ron, que es el especialista en ajedrez del grupo, dirige los movimientos y finalmente se sacrifica para que Harry pueda dar el jaque-mate al rey adversario. El juego de ajedrez imita al de Alicia a través del Espejo y es una metáfora común para el juego de la vida. El heroico auto-sacrificio de Ron por el bienestar de los otros, lo coloca en la clase de futuros bodhisattvas que sacrifican su propia felicidad por el bien de sus semejantes.

5. Dejando atrás al inconsciente Ron, en la sala siguiente Harry y Hermione encuentran un enorme y detestable ser sobrenatural que debe ser dominado. Aunque el gigante ya había sido vencido –en realidad los tres compañeros lo habían dejado inconsciente en un encuentro anterior cuando él invadió la escuela. Dominar el monstruo y ganar el control de nuestra propia sombra, del Guardián del Umbral, que personifica nuestras faltas, pecados y naturaleza animal. Pero, una vez establecido el control, el monstruo irreal no es más un desafío, y cuando es necesario podemos lidiar con él.

6. En la penúltima sala Harry y Hermione son cercados por paredes de fuego que solamente pueden ser transpuestas cuando un enigma es resuelto. Hermione, la más experta de los tres, lo resuelve. Harry la manda de regreso para cuidar a Ron y sigue solo. Los fuegos de la pasión solamente pueden ser develados si sabemos la respuesta para el enigma de la vida. Este conocimiento es alcanzado por los que son verdaderamente inteligentes y, de hecho este es el significado de la inteligencia. Debemos usar nuestra inteligencia para actuar en la cámara más secreta de nuestra búsqueda, y este pasaje final debe ser hecho solo por cada uno de nosotros, porque la búsqueda de la iniciación final es solitaria, enfrentada sin ningún auxilio, excepto por aquello que cada uno de nosotros tiene dentro de sí.

7. En la última sala Harry encuentra a ambos, Voldemort que corrompió a uno de los profesores de Hogwart y ocupó su cuerpo, y también el Espejo de Erised, debe ser usado para encontrar la Piedra. El espejo de Erised muestra a quien se mira en él, no el reflejo de la realidad, sino una imagen de lo que más desea. Es la gran ilusión, y debemos conocer su secreto para no caernos en esta trampa. Para encontrar la Piedra Filosofal en el Espejo, se debe desear encontrarla pero no usarla en beneficio propio. Harry encuentra la Piedra, no para beneficiarse con ella, sino para impedir que Voldemort la use para el mal, de la misma forma como el Anillo de Tolkien, la Piedra Filosofal es destruida por el acto de coraje altruista de Harry, para que no caiga en las manos de Voldemort. La verdadera riqueza e inmortalidad son obtenidas solamente por aquellos que son motivados por el deseo altruista. Y este es el gran secreto de la búsqueda.

Las Lecciones de Vida de Hogwart

En el curso del descubrimiento del gran secreto, Harry aprende muchas lecciones repasadas a los lectores. Aunque esto sea ficción fantástica, sus mensajes son hechos reales. Podemos identificar siete lecciones, siendo tres las preliminares:

1. Hay otro nivel de verdad mas allá de la mediocre realidad Muggle. Todos nosotros somos huérfanos en este mundo y Harry Potter en la Escuela de Sabiduría, para aprender las verdades de este nivel.

2. Instructores como Dumbledore, están disponibles en la escuela de la vida para guiarnos en este aprendizaje.

3. De estos instructores, aprendemos a ver la Verdad, pero con mucha prudencia: [Harry]Hay otras cosas que me gustaría saber, si usted puede contarme... me gustaría saber la verdad de...

4. La verdad” - Dumbledore suspiró – “es una cosa bella y terrible, y debe ser tratada con mucho cuidado”.

5. Cuando Harry comienza a preguntar sobre Voldemort, mencionándolo – por el eufemismo de “Usted-sabe-Quien”, como es llamado por muchos que tienen miedo hasta de mencionar el nombre del gran Hechicero del mal, Dumbledore lo reprende:

Llámelo Voldemort, Harry. Use siempre el nombre de las cosas. El miedo del nombre aumenta el miedo de la propia cosa.”

Después de estas tres lecciones preliminares, siguen cuatro lecciones principales:

1. Discernimiento. Debemos escoger nuestro propio camino en la vida. Dumbledore dice a Harry: “Es nuestra elección, Harry, lo que muestra lo que somos realmente, más que nuestras habilidades”. (Harry Potter y la Cámara Secreta). Las Cartas de los Maestros dicen: “Tenemos una palabra para todos los aspirantes: INTENTE”. Y, en el manual espiritual A Los Pies del Maestro, la primera de las cuatro calificaciones para entrar en la Senda del “Discernimiento”. Mas allá de eso, la tercera Verdad del Loto Blanco (de otro manual espiritual, Luz en el Sendero) nos dice: “Cada uno de nosotros es su propio absoluto legislador, o distribuidor de gloria o tristeza a sí mismo; quien decide nuestra vida, nuestra recompensa, nuestro castigo”. Por lo tanto esta lección es la de hacer un esfuerzo de - o intentar - distinguir entre lo real o lo irreal, entre lo menos bueno y lo mejor, entre lo transitorio y lo eterno.

2. Desapego. La segunda lección importante es que el mundo es mayavico, ilusorio y, por lo tanto debemos pasar por él sin deseos egoístas. El Espejo de Erised es un símbolo de deseo mayavico. El término “Erised” es “Desire” (en inglés, deseo) leído de atrás para delante, por eso un mal deseo. El Espejo tiene en el tope una inscripción: “Erised s’traeh ruoy tub ecaf rouy ton wohs i” que es la escritura al revés (en ingles) de “I show no your face but your heart’s desire” esto es “No muestre su cara, sino el deseo de su corazón”. Los que se miran en el Espejo no se ven a sí mismos como son, sino la ilusión de lo que ellos quieren ser y tener. Dumbledore explica el Espejo:

El hombre más feliz del mundo será capaz de usar el espejo de Erised, como un espejo normal, esto es, el se verá a sí mismo exactamente como él es... El no nos muestra nada más ni nada menos lo que es más profundo, el más desesperado deseo de nuestros corazones... con todo, este espejo no nos dará ni conocimiento ni verdad. Los Hombres se consumirán en su frente, extasiados con lo que ven, o quedarán locos no comprendiendo si lo que ven es real o incluso posible”.

El Espejo es un símbolo de Maya, la Gran Ilusión, en este mundo motivado y gobernado por el deseo. En A Los Pies de Maestro, la segunda calificación para entrar en la Senda es el “Desapego”, esto es, sin deseo personal, o, como dice el Bhagavad Gita, actuar sin desear los frutos de la acción.

3. Buena Conducta. La tercera lección es que debemos llevar nuestras vidas de acuerdo con Principios Correctos y no por reglas arbitrarias. Muchas veces Harry transgrede las reglas de la escuela, pero nunca transgrede los principios morales. La tercera calificación en A Los Pies del Maestro son las “Seis Reglas de Conducta”: Control de la Mente, Control de la Acción, Tolerancia, Contentamiento, Perseverancia y Confianza – especialmente confianza en el Plan, que es lo que aquellos que conocen, saben. Y los que saben, saben que la muerte es parte del Plan. Cuando Harry se preocupa con las consecuencias de la pérdida de la Piedra Filosofal sobre el buen filósofo alquimista que la consiguió y que debe morir sin ella, Dumbledore explica:

Mas allá de eso, para la mente bien organizada, la muerte es solamente la próxima gran aventura. Usted sabe, la Piedra realmente no era la cosa tan maravillosa, ¡cuando mucho le traería todo el dinero y vida que desease! Las dos cosas que la mayoría de las personas escogerían dentro de todas – el problema es que los hombres tienen una predilección para escoger exactamente las peores cosas para sí”.

4. Amor. Harry se salvó de dos ataques del Mal, en su infancia y en su búsqueda, debido al gran amor de su madre. Dumbledore le dice a Harry:

“Su madre murió para salvarlo. Si hay una cosa que Voldemort no puede entender es el amor. Él no comprende que un amor tan grande como el que su madre tuvo por usted deja su propia marca. No es una cicatriz o una señal visible,... sino que es por haber sido amado tan profundamente, es verdad que está bajo una protección permanente, incluso si la persona que tanto haya amado haya muerto. Por eso Voldemort no puede atacarlo. Seria una agonía tocar una persona con la marca de algo tan bueno”.

La cuarta calificación en A Los Pies del Maestro para entrar en la Senda es el Amor.

Estas son las lecciones que Harry Potter aprende en su primer año en Hogwart, y en el primer estadio de su educación para la vida: tener discernimiento al hacer sus elecciones. Hacer las cosas acertadamente sin ningún interés; escoger por guía los principios inteligentes de la vida y no las reglas arbitrarias; y tener confianza en lo que Dante llamó en la Divina Comedia como “El Amor que mueve el sol y las otras estrellas”. Son el Discernimiento, el Desapego, la Buena Conducta y el Amor.

Estas son lecciones para que cualquiera de nosotros aprenda en el principio o en cualquier época de la vida.

FIN

(Extraído de la Revista Sophia y publicado originalmente en la Revista The Quest, noviembre-diciembre 2002)

Traducción: Izar G. Tauceda, miembro de la Sociedad Teosófica por la Loja Jehoshua, Porto Alegre, RS.

Nota

(1) John Algeo es Profesor Emérito de Inglés en la Universidad de Georgia, Estados Unidos, donde enseñó Literatura Fantástica, más allá de su campo específico de la historia y estructura de la lengua inglesa. Editó el sexto volumen del Cambridge History of the English Language (2001); es Vice-Presidente Internacional de la Sociedad Teosófica,


sábado, 18 de julio de 2009

LA NATURALEZA DE LA SABIDURÍA

Por N. Sri Ram

¿Qué es Sabiduría? ¿Qué es la Sabiduría? Sabiduría es una cualidad del sujeto puro y yace en el modo en que éste ve y responde. Ésta cambia constantemente, no en su propia naturaleza que es potencialidad pura, sino en su acción debido a su infinita flexibilidad e inagotable iniciativa. La Sabiduría, como el artículo lo indica, es definitiva, como una verdad ya existente; es objetiva en el sentido de que está allí, esperando a ser percibida y comprendida. Podríamos decir que es la sabiduría de Dios; Dios como el sujeto último desconocido más allá de toda idea, porque cada idea es una creación y, por lo tanto, un objeto. Podríamos denominarla también la sabiduría o conocimiento del Yo Uno que yace en él, o la sabiduría o conocimiento perteneciente a ese Yo, que puede ser alcanzada. La sabiduría de Dios está en Su naturaleza, y caracteriza sus métodos o acción. La naturaleza del Yo uno y de cada Yo –teniendo ambos la misma cualidad, son en esencia lo mismo– es una naturaleza distinta de cuanto puede ser objeto de pensamiento. La palabra Yo tiene la connotación de una identidad, pero se refiere a una naturaleza en la cual no hay identificación con nada que se presente como un objeto o un registro del pasado. Es un centro de acción y conocimiento, no involucrado con lo pasado.
Sabiduría y conocimiento no son lo mismo, pero conocerse a sí mismo tal como uno es, es ser sabio. En un tiempo, todo conocimiento era dividido en para (superior o supremo) y apara (inferior). El conocimiento de todos los objetos, artes y ciencias es el inferior. El conocimiento de aquello por lo cual todo lo demás es conocido, es el superior; es el conocimiento de la naturaleza del sujeto, de Dios, o el Yo uno como se presenta en el individuo, siendo ambos idénticos en esencia. El conocimiento del Yo es sabiduría, ya que el Yo contiene la esencia de todo lo conocido o por conocer.
Conocemos todo lo que conocemos siempre dentro de nosotros, porque el conocimiento es un fenómeno subjetivo. En lo más profundo de nuestro ser somos uno, indivisos. En nosotros está el conocimiento de todo aquello con lo que nos hemos puesto en contacto, pero la esencia de ese conocimiento que sólo es asimilable por la más profunda naturaleza del Yo, se fusiona en su unidad. Lo que está fundido en la unidad es la verdad reducida a un punto. Todas las expresiones de esa verdad están en armonía, unas con otras. Por lo tanto, si los más bellos y verdaderos pensamientos presentes en todas las mentes se reunieran en cualquier momento, formarían una perfecta y maravillosa unidad.
El Yo en su pureza puede considerarse como un punto sin dimensión, porque tiene una naturaleza separada de cuanto existe. Pero en su aspecto conciencia es una extensión, un círculo sin circunferencia que todo lo abarca. Dado que esta conciencia es sensibilidad en sí misma, la más sensible de todas las cosas sensibles, puede contener un registro de cuanto abarca. Cualquier rayo (o emanación de luz) que haga impacto sobre ésta le trae su propio mensaje, el cual queda grabado en su cinta imborrable. Y, posiblemente, emanando de cada cosa hay rayos que atraviesan el cosmos; no todos a un nivel perceptible. La posibilidad de todo conocimiento está
presente en el Yo, porque éste puede despertar el conocimiento del alma, la naturaleza más profunda de cada cosa y de todo.
La sabiduría de Dios se expresa en todo, sea grande o pequeño. Él o Aquello está presente en todo: su naturaleza todo lo penetra; su propósito e inteligencia todo lo gobierna.
La Teosofía puede ser definida como la Sabiduría que está en todas las cosas, individual y colectivamente. Podemos no ser capaces de percibirla, pero está ahí.
Estamos abiertos a esa sabiduría sólo cuando nuestro corazón es puro. La palabra corazón generalmente se usa para denotar la naturaleza de nuestros sentimientos.
Cuándo éste es puro, es decir, cuando ha recobrado su naturaleza original y es capaz de funcionar con ella, el corazón responde con gran belleza y profundidad. Ve y ama aquella belleza que constituye el alma de cada cosa.
Todas las cosas están evolucionando en este universo en evolución. En cada uno existe un diseño que va saliendo a la luz, que está creciendo, desde nuestro punto de vista. Pero también existe todo un andamiaje que confunde el plan; no en la mente del Arquitecto, sino en la nuestra, que vemos el edificio desde afuera. Sin embargo, en algunas cosas, la construcción ha alcanzado cierto estado de perfección. Cosas como, por ejemplo, un loto, una rosa, o cualquier forma viviente bella nos ofrece una apertura hacia la mente del Diseñador. Desde el punto de vista teosófico, todas las
cosas están vivas, aunque existen diferentes grados de vida y acción.
Sabiduría no es conocimiento, ya que nuestro conocimiento es sólo de las formas. Sabiduría es el conocimiento de aquello que es contenido por la forma y que existe para expresarse. Tendemos a juzgar el significado de toda forma o cosa, según la utilidad que tenga para nosotros. Pero esa es una visión extremadamente limitada, antropocéntrica e individualista. Cada cosa en la naturaleza tiene un significado en sí misma, contenido en su propia existencia y funcionamiento. De ahí, el mandamiento de no matar, tanto como sea posible. En cada cosa existe una cualidad innata que
está en proceso de manifestación, buscando expresarse a sí misma.
Esa cualidad o naturaleza innata de las cosas está en su vida o alma, que la sostiene, no en el material del cual se compone, sino en la vida interna de la forma que la integra y la utiliza. Vemos la diferencia en el caso del cuerpo humano, aunque aquí a esa vida interna la llamaríamos el alma. La palabra vida nos transmite una impresión de energía, salud, acción, expansión, belleza de forma y movimiento; la palabra alma tiene una connotación más sutil, de amor, de respuesta profunda, percepción, belleza en el corazón y en la naturaleza. Pero la vida y el alma no están separadas. Son equivalentes a la energía del violinista y la melodía que él produce.
La forma, podemos suponer, se corresponde aproximadamente con el alma. La forma es lo que es, o lo que está en vías de convertirse en lo que será (es decir, en proceso evolutivo) debido a la naturaleza de su alma.
La sabiduría de Dios, cuya naturaleza está en el alma, fluye hacia la forma a través de la vida que ésta manifiesta; el diseño de la forma, sus procesos, toda su naturaleza, e incluso lo que ella simboliza, expresan algo de la naturaleza de esa sabiduría. Podríamos incluir la sugerencia simbólica porque cada fenómeno natural es un símbolo o signo en la Naturaleza, que refleja una idea interna o arquetípica.
El propósito de la existencia de una cosa puede ser, por supuesto, el servicio que ésta ofrece, su parte en el proceso evolutivo, su acción sobre todas las otras cosas. Ya que todo lo que existe representa cierto flujo de fuerzas, se supone que cada cosa ayude a todas las demás, directa o indirectamente. Esto se desprende de la verdad de que todas las cosas están relacionadas.
Pero cada cosa individual existe también por sí misma como una expresión de la vida del Dios dentro de sí, llevando a cabo en su misma existencia parte del diseño universal. El fin más elevado es siempre una finalidad en sí misma. La existencia tiene su finalidad en la eternidad, si no es en el tiempo.
Vemos esta verdad ilustrada en un objeto de belleza. Éste existe como una revelación de su belleza, completa en sí misma. El más elevado fin para cuanto existe es ser lo que se supone que sea; no necesita ninguna otra justificación para su existencia. La belleza última de algo incluye el modo en que ésta actúa sobre todo lo demás; en un ser humano, es la acción que ayuda al bien último de todo ser. En la expresión más elevada de la belleza, es decir, cuando la revelación es perfecta, yace la más elevada trascendencia, desde todo punto de vista.
Sin duda, la Sabiduría supone el conocimiento del significado de las cosas; el significado a un nivel de existencia que incluye la cosa y su significado inherente. El verdadero significado de algo se encuentra en la manifestación de su finalidad ultérrima. El más profundo y verdadero propósito es aquel que está presente de principio a fin, y que sólo al final se revela por completo.
Existe un propósito en cada cosa, un propósito en la totalidad y en el proceso universal. Todos los propósitos secundarios aparecen desde el propósito original, el cual puede ser descrito como la realización de la Voluntad una o la Vida una presente en todo. Cuando se comprende que este propósito es el propio, ya que es innato tanto en uno como en los demás, entonces hay sabiduría. La realización yace siempre en la acción; la acción, sea correcta o errónea, conforme o no a esa voluntad,es una revelación de la naturaleza actuante. Un conocimiento de esta naturaleza es el auto-conocimiento.Llegamos a conocernos a nosotros mismos sólo cuando somos conscientes de cómo pensamos, sentimos, y actuamos.
Naturaleza y acción son correlativas a cada etapa, y en última instancia, cuando hay una condición de unidad en uno mismo, son sinónimas. La acción es siempre un fluir de energía. Si éste no existe o si la acción toma una dirección errónea, significa que la naturaleza que rodea al Yo no es su verdadera naturaleza; su expansión; es una naturaleza tomada de aquello con lo que está en contacto. El Yo, en su estado absoluto, es un centro de energía cuya naturaleza puede ser conocida sólo a través de su acción, y este conocimiento es posible sólo para un rayo de su propia
Inteligencia. Por lo tanto, auto-conocimiento es, en última instancia, auto-realización.
La Sabiduría no es una cuestión de estudio, sino de vida y acción. Hablamos de la Sabiduría pero ésta es de poco valor en nuestras vidas, excepto en la medida en que su cualidad sea evocada en nosotros. La Sabiduría no es conocimiento, pero yace en el uso que hacemos del conocimiento. Ésta aparece cuando el conocimiento es guiado por el amor. Porque amar es una forma de conocimiento; el amante tiene un conocimiento de su amada, divino en esencia, el cual es un estado de plenitud, una finalidad en sí misma. Estar enamorado de una persona es reaccionar completa y directamente a él o ella, sin el efecto oscurecedor de un yo que interpone una barrera. Usar el conocimiento con bondad es hacerlo brillar con un valor atemporal, reflejando una cualidad de Eternidad en el tiempo.
Todos pensamos que sabemos cuando en realidad no es así, o cuando conocemos pero parcialmente. El primer paso para zafarnos de las cadenas de esta ignorancia primaria es tornarnos consciente de ella. Mientras más sabemos, más nos damos cuenta de lo poco que sabemos. Mientras más amplia es la circunferencia de lo conocido, más puntos de contacto existen con lo no conocido. Quien es sabio es humilde. No es posible que alguno de nosotros posea todo el conocimiento; siempre habrá en nuestro conocimiento lagunas que pueden presentar una dificultad para el pensamiento. Uno puede llevar encima una vasta carga de conocimiento y, sin embargo, ser básicamente un tonto. Por otro lado, es posible ser muy sabio aun con poco conocimiento. Un alma profundamente madura en sabiduría que toma el cuerpo de un niño al nacer, puede ser sabia incluso en su adolescencia. Ella obtendrá sabiduría de cada indicio, de cada pequeño fenómeno y situación. Todo lo que venga a su conocimiento tendrá la cualidad de un conocimiento previo en esencia.
La Sabiduría yace menos en lo que aprendemos y más en nuestras reacciones a ese aprendizaje; menos en la cantidad y más en la calidad de nuestro conocimiento; menos en la acumulación de hechos y nomenclatura y más en el conocimiento de los principios; menos en la posesión de ideas y más en el correcto empleo de ellas; en una palabra, menos en todo lo que reunimos y que debe ser desechado, y más en lo que asimilamos en la textura de ese Ser que es un reflejo inmortal del Espíritu universal.
La Sabiduría de Dios, el Espíritu universal, es un atributo de Su naturaleza. Éste es el principio de la Sabiduría en su más elevado sentido, o la Sabiduría en abstracto, con una potencialidad infinita de manifestarse en toda forma posible y en cada nivel.
La naturaleza del no-Yo, cuando se reordena con Sabiduría, se asimila al Yo. El orden es la primera ley de los cielos, un orden divino que, cuando es traído a la existencia, reúne el cielo y la tierra.
Cuando pensamos en la sabiduría que encontramos manifiesta en la Naturaleza, pensamos en un activo principio creador u ordenador. Este principio es femenino cuando se refleja en la madre o en el aspecto forma, y construye o modela un orden que será apropiado para la cualidad en manifestación. Cada forma que tiene un sentido posee un cierto orden de partes o elementos, y un orden en su funcionamiento, en el tiempo y el espacio. Tal orden en su belleza puede representarse como una curva perfecta, una curva que difiere de otra, siguiendo su propia ley. Ley y orden están, por lo tanto, eternamente conectados. La ley del Ser Divino que se manifiesta en sus expresiones genera el Orden Divino, de un modo tal, que en el pensamiento Budista, la Ley toma el lugar del Ser. Nosotros pensamos en el Ser como una Individualidad. Cuando la Individualidad es perfecta, la lógica de su formación es completa y es la manifestación de una Ley. Descubrir la ley de nuestro propio ser, y vivir de acuerdo con ella, es verdadera sabiduría.
Como ocurre con Dios, así mismo ocurre con el hombre. A medida que el hombre crea a semejanza de aquél Ser que él es en la eternidad (siendo la creación posible sólo a través de una energía que es parte de su ser), desenvuelve su sabiduría. Hay belleza en la ley, y esta belleza se ve cuando la ley se manifiesta a sí misma.
La sabiduría yace en la integridad del pensamiento, cuando ésta es una integración natural. Es el florecimiento de la cualidad de la esencia de Vida que subyace, revelando Su profundo significado. Es la unidad y belleza del todo reflejada en la parte. Es un movimiento de vida que la muestra en su excepcionalidad y gracia innata. Es una cualidad de pensamiento libre de toda mancha terrenal, formada por una entonación directa desde el cielo. Es un rayo divino que penetra el corazón y la mente, y los unifica. Es el aliento de Dios, cuyo calor es vida, y su luz es amor y belleza. Es una expresión del Yo en el cual no existe fuerza opuesta.
En el mundo, a menudo se cree que la sabiduría yace en la precaución. Esta noción surge del instinto de conservación. Puede que la sabiduría también se encuentre en no tomar en cuenta la prudencia. En realidad, ésta yace en la acción segura que se eleva por sobre los opuestos. Es sabio aquél que por un perfecto vivir ha hallado ese instinto de rectitud que lo guiará tanto en el pensamiento como en la acción; ese centro de equilibrio que está siempre por encima de su punto de contacto con las circunstancias. Él es un hombre en quien la Naturaleza derrama la riqueza de
todos sus instintos.

Publicado por The Theosophical Publishing House, Adyar, India, 1954.